Han sido años de relación, cuatro o cinco, poco en realidad o quizás más. No sabe. Sí sabe, pero prefiere no poner atención a eso, prefiere pensar que él tiene una forma no convencional de percibir el tiempo.
Años de una relación que ha sido “normal” y “complicada”, o diferente de verdad, una relación de dos, de tres, de cuatro, de más, a veces de uno solo.
Hace tiempo decidió renunciar a ella, renunciar a tenerla de una forma convencional, para no perder otras cosas –como dice él-, pero todo sabemos que eso no es mas que un autoengaño, cuando renuncias a algo, renuncias de manera convencional o no simplemente lo dejas ir, te vas.
Él prefiere pensar que renunció a ella pero no de una forma convencional, pensar así lo tranquiliza, lo hace sentir la paz y el sosiego que ella le da los instantes que se ven.
Cómo él decidió renunciar a ella decidió, como cualquier persona que renuncia a otra persona, que esta vez lo mejor era perder la comunicación. Muchas veces había renunciado a ella, pero siempre le contestó el teléfono, nunca los correos electrónicos, él nunca contesta los correos electrónicos.
Ella le había escrito hace un mes, quería verlo.
Él viaja mucho, no es un hombre de negocios, pero viaja y se le olvidó el e-mail que ella mandó, hasta que casi un mes después cuando pasó enfrente de uno de los lugares que tal vez le recordaban a ella le llamó.
Por alguna extraña razón hay lugares que le hacían recordarla, nunca ha entendido porqué. No es que sean lugares que los frecuentaran juntos, simplemente son lugares que le hacen recordarla, a veces le pasa lo mismo con la música y la comida.
Ese día que le llamó también iba escuchando una canción que nunca había escuchado con ella, pero que le hacia recordarla, por eso tal vez fue la canción la que le hizo recordarla o el lugar por el que paso, o los dos factores.
Él tiene una forma no convencional de percibir el tiempo, él sabía que había pasado casi un mes desde que leyó ese correo electrónico, pero para él era como si apenas hace un par de días la hubiera visto por última vez.
-¿Cómo estas?
-Muy enferma
-¿Todavía?
-Sí. –tosiendo- te dije que estaba enferma. Cuando te escribí tenia una semana sin ir a trabajar
-¿Qué tienes?
-Los doctores no saben, aún tienen que hacerme varios estudios, el miércoles tengo que ir a uno.
-Yo te llevo.
-No te preocupes, hay quien me lleve.
-No ya te dije que yo te llevo y me espero ahí y te llevo de regreso a tu casa.
-Nos vemos el miércoles.
Él quería pasar a verla esa misma noche, pero como tiene un concepto no convencional del tiempo la vio hasta el miércoles en la mañana. La encontró en la esquina esperando un taxi acompañada de su madre.
-Te dije que iba a pasar por ti.
-Sí, pero a veces piensas que me hablas o sales conmigo y no es así, pensé que esta vez podría pasar algo así y no puedo perder la cita para lo estudios médicos.
-¿A dónde vamos?
Ella le dio la dirección y a medio camino, él se acordó de la canción que hace unos días estaba escuchando y le hizo recordarla.
-Quiero que escuches una canción.
Pero por mas que la buscó en su reproductor no la encontró.
-Vamos a llegar a tiempo a la cita, 4 minutos antes, pudimos haber llegado antes, pero a tu mamá no le gusta que maneje rápido.
Mientras él y la madre de ella esperaban a que ella saliera del estudió, él se acordó de cuanto odiaba los hospitales, aunque ahí no estaban en un hospital, para él era como si lo fuera.
Él está acostumbrado a ver enfermos, moribundos, heridos, tragedias y miserias humanas, como no es un hombre de negocios es lo que ve cuando viaja, pero no soporta saber que alguien que quiere esta en un cuarto frío, inconsciente, mientras un grupo de desconocidos le hacen procedimientos médicos. Los 15 minutos que espero se le hicieron 15 horas.
Cuando por fin salió ella acompañada del doctor, todavía estaba mareada por el sedante y ahí se dio cuenta de lo indefensa que ella podía ser.
Ella se parece un poco él, está acostumbrada a estar en situaciones que la mayoría de las personas no. Ella siempre había sido una mujer muy fuerte, según él. Pero cuando él vio que ella no podía caminar sola y lo tenía que hacer de la ayuda del médico, se dio cuenta que ella era indefensa y odió aún más los hospitales, aunque no estuvieran en uno.
Cuando se enteró del diagnóstico sólo dijo:
-Voy por el coche.
En el camino para llevarla a su casa, ella habló poco no podía hablar mucho, él por fin le puso la canción que quería que escuchara, mientras esperaba a que saliera del estudio y platicaba con la madre de ella, él había buscado la canción.
Era una canción Sudaméricana que él estaba seguro que ella nunca había escuchado y que hablaba de temas socialistas.
-Compré el CD en mi último viaje. Bueno no lo compré me lo regalaron después de que me intentaran asaltar.
Ella no dijo nada, sólo asintió y le tomó la mano.
Después de un breve silencio, breve para él, le dijo:
-¿Por qué no te descuidaste?
-¿Me vas a prestar tu CD?
-Sí, lo tengo en la oficina, en la noche te lo traigo.
Desde que ella se había mudado con su madre, él casi no la visitaba, no es que la madre le callera mal, sólo que esa era la casa de la madre y no de ella o de los dos, antes ella viva en un departamento que él sentía que era suyo, por eso no le gustaba, pero esta vez decidió quedarse horas acompañándola.
Los dos se recostaron juntos en el sillón mientras platicaban con la madre de ella. La gata de ella se acurrucó en su regazo y de pronto el sintió que esa escena poco común entre él y ella era parte de su vida diaria.
Cerró sus ojos y volvió a sentir la tranquilidad que siempre ha sentido cuando está con ella.
Después de un rato u horas, él no sabe, su forma de medir el tiempo es diferente, se quedaron solos en la casa y la besó. La besó ayer, la semana pasada y el mes pasado él pensaba haberla besado. La llevó a la recámara y le quitó la ropa cómo él pensaba haberlo hecho ayer, la semana pasada y el mes pasado y de pronto se acordó que él tiene una forma poco convencional de medir las horas, los días, las semanas, los meses, los años, el tiempo y le preguntó:
-¿Hace cuanto tiempo no hacemos estos?
-Meses, un año.
…
-Estamos locos
-No, tú eres el loco, pero yo te sigo la corriente
-Quiero que te cuides, tienes que recupérate, no soporto saber que no estas bien.
…
Pasó el tiempo, él no sabe cuánto tiempo, pero tenía que ir su oficina.
Esta noche va a regresar a verla, esta noche para él.